jueves, 3 de diciembre de 2009

"El sueño de la razón produce monstruos"


Cuadros de Goya (Luminosos y negros)

Cuadros luminosos:



Cuadros negros:


Crisóstomo de Arriaga

Compositor español que, a pesar de su temprana muerte a la edad de 20 años, realizó una obra sólida e inspirada, dotada de un cierto aire español. Nació en Bilbao. Se inició en la composición de la mano de su padre y a los 11 años compuso el Octeto "Nada y mucho" y a los 13 escribió Los esclavos felices (1820), ópera estrenada con gran éxito en Bilbao. En 1822 se traslada al Conservatorio de París donde estudia violín con Pierre Baillot, y armonía y contrapunto con el musicólogo belga François Fétis y el músico italiano Luigi Cherubini respectivamente. Dos años más tarde sería profesor auxiliar de contrapunto, actividad que le procuró una notable reputación. Persona de frágil salud, murió de tuberculosis pocos días antes de cumplir los 20 años. Entre su música instrumental podemos destacar; Obertura (1818), Temas variados para cuarteto (1820), Marcha militar (1821), Sinfonía (1823) y Tres cuartetos para cuerda donde se nota la influencia del compositor austriaco Joseph Haydn, publicados en París antes de su muerte. Dentro del género lírico y vocal están, Edipo, escena para tenor y orquesta (1818), Medea, escena para soprano y orquesta, Stabat mater (1820), Los esclavos felices (1820), Misa a cuatro voces y una Salve regina.

Mariano José de Larra

Escritor romántico y periodista español famoso por sus brillantes retratos críticos de la vida y la sociedad española de su época. Larra nació en Madrid durante la ocupación francesa y pasó sus primeros años de vida en Burdeos, donde su padre, un cirujano militar que había colaborado con los invasores, tuvo que refugiarse tras la derrota de los franceses en 1812. Después de la amnistía de 1818 la familia regresó a Madrid y su padre se convirtió en médico personal del hermano de Fernando VII. Larra estudió en un colegio de jesuitas y completó su formación en Valencia y Valladolid. Comenzó una brillante carrera periodística, primero en dos periódicos de su propiedad, El duende satírico del día (1828) y El pobrecito hablador (1832-1833), y posteriormente, colaboró como crítico de teatro con el diario nacional La revista española, donde firmaba sus crónicas bajo el seudónimo de Fígaro. Se convirtió en uno de los periodistas más famosos y mejor pagados del país y colaboró en diversas publicaciones además de escribir la novela El doncel de Don Enrique el Doliente (1834), y la obra de teatro Macías (1834). También tradujo diversas obras de teatro francesas. Larra es conocido ante todo por sus Artículos de costumbres o escenas de la vida española. Estos artículos, típicamente característicos de la época, estaban imbuidos de nostalgia. Larra, por el contrario, utilizó el género para producir una serie de retratos de la sociedad tremendamente satíricos, en los que despliega su talento periodístico para describir la complacencia, la hipocresía, la vacuidad y la corrupción de la sociedad española. Influido por el neoclasicismo francés, su vida se convirtió, sin embargo, en un símbolo de la confusión romántica. Fue amargamente desgraciado en el amor; se enamoró de una mujer que más tarde resultó ser la amante de su padre, vivió un matrimonio infeliz y acabó suicidándose, tras un fracasado romance adúltero, a los 28 años. Aunque Larra ofrece una visión muy pesimista de la vida española, su irritación responde al amor que sentía por su país. Es uno de los escritores más destacados del siglo XIX, tanto por su visión de la vida como por la calidad literaria de sus escritos. Sesenta años después de su muerte, la Generación del 98 convirtió la figura de Larra en precursora de este movimiento literario.

Isabel II

Reina de España (Madrid, 1830 - París, 1904). Isabel II nació del cuarto matrimonio de Fernando VII con su sobrina María Cristina de Borbón, poco después de que el rey promulgara la Pragmática por la que se restablecía el derecho sucesorio tradicional castellano, según el cual podían acceder al Trono las mujeres en caso de morir el monarca sin descendientes varones.
En virtud de aquella norma, Isabel II fue jurada como princesa de Asturias en 1833 y proclamada reina al morir su padre en aquel mismo año; sin embargo, su tío Carlos María Isidro no reconoció la legitimidad de esta sucesión, reclamando su derecho al Trono en virtud de la legislación anterior y desencadenando con esta actitud la Primera Guerra Carlista (1833-40).
Hasta que Isabel II alcanzara la mayoría de edad, la Regencia recayó en su madre María Cristina, la cual encabezó la defensa de sus derechos dinásticos contra los partidarios de don Carlos; para ello entabló una alianza con los liberales, que veían en la opción isabelina la posibilidad de hacer triunfar sus ideas frente al partido absolutista agrupado en torno a don Carlos.En consecuencia, llamó al gobierno a los liberales y aceptó el régimen semiconstitucional del Estatuto Real (1834); la presión de los liberales más avanzados le obligaría luego a admitir la nacionalización de los bienes de la Iglesia (desamortización de Mendizábal) y el establecimiento de un régimen propiamente liberal (Constitución de 1837). Entretanto, la suerte de las armas fue favorable para la causa de Isabel, pues los ejércitos de Espartero consiguieron imponerse a los carlistas en el frente del Norte (Convenio de Vergara de 1839) y en el Maestrazgo (derrota de Cabrera en 1840).

En aquel mismo año, sin embargo, María Cristina fue apartada de la Regencia y expulsada de España, desacreditada por su matrimonio morganático y por su actitud reacia al liberalismo progresista; el propio general Espartero le sucedió como regente en 1841. Por entonces se habían decantado ya las dos corrientes en las que se dividió la «familia» liberal: el partido moderado (conservador) y el partido progresista (liberal avanzado).Después de tres años de Regencia de Espartero y de consiguiente predominio político de los progresistas, en 1843 fue derrocado el regente por un movimiento en el que participaron moderados y progresistas descontentos (1843); para evitar una nueva Regencia, se decidió adelantar la mayoría de edad de Isabel II, quien comenzó, por tanto, su reinado personal con sólo 13 años. Una maniobra de los moderados completó la operación apartando del poder al progresista Olózaga bajo la acusación de haber forzado la voluntad de la reina niña.

En lo sucesivo, Isabel II inclinaría sistemáticamente sus preferencias políticas hacia los moderados, incumpliendo su papel arbitral de reina constitucional al llamar a formar gobierno siempre al mismo partido, lo cual obligó a los progresistas a recurrir a la fuerza para tener opción de gobernar; por esa razón se sucedieron los pronunciamientos, mecanismo de insurrección militar, frecuentemente combinada con algaradas callejeras, para forzar un cambio político.
La ignorancia y candidez de Isabel II se complicaron con su insatisfacción sexual, fruto del desgraciado matrimonio que le arreglaron a los 16 años con su primo Francisco de Asís; una sucesión de amantes reales adquirieron influencia sobre las decisiones de la Corona, al tiempo que confesores y consejeros aprovechaban el sentimiento de culpabilidad y los accesos religiosos de la reina para hacer sentir también su influencia. Isabel II se rodeó así de una «camarilla» palaciega con influencia política extraconstitucional, causa adicional de su descrédito ante el pueblo y la opinión liberal.

Desde el comienzo de su reinado, Isabel II inauguró esta tónica al amparar diez años de gobierno ininterrumpido de los moderados (la «Década Moderada» de 1844-54), en los que el poder estuvo dominado por el general Narváez. Este predominio moderado se plasmó en una nueva Constitución en 1845, en la que el poder de la Corona quedaba reforzado frente a los órganos de representación nacional; y también en toda una serie de leyes importantes que conformaron el modelo de Estado liberal en España en una versión muy conservadora; este giro permitió restablecer las relaciones con el Papado, que reconoció a Isabel II como reina legítima en 1845.
El descontento de los liberales acabó por provocar una revolución que dio paso a un «Bienio Progresista» (1854-56), marcado de nuevo por la influencia de Espartero. Pero una nueva sublevación militar restableció la situación conservadora, abriendo un periodo de alternancia entre los moderados de Narváez y un tercer partido de corte centrista liderado por el general O’Donnell (la Unión Liberal). Los progresistas, excluidos del poder, se inclinaron otra vez por la vía insurreccional, que prepararon desde el Pacto de Ostende de 1866; pero esta vez exigieron el destronamiento de Isabel, a la que acusaban de intervencionismo partidista y de deslealtad hacia la voluntad nacional.

El resultado fue la Revolución de 1868, que obligó a Isabel II (de vacaciones en Guipúzcoa) a exiliarse en Francia. En 1870 abdicó en su hijo Alfonso y confió a Cánovas la defensa en España de la causa de la restauración dinástica; ésta se logró tras el fracaso de los sucesivos regímenes políticos del Sexenio Revolucionario (1868-74), y la entronización de Alfonso XII. La reina madre, símbolo del pasado y del desprestigio de los Borbones, regresó a España en 1876, severamente vigilada y bajo la prohibición de cualquier actividad política; pero sus desavenencias con el gobierno de Cánovas le decidieron a exiliarse definitivamente en París, donde permaneció resentida y aislada, sobreviviendo a su madre (1878), su hijo (1885), su marido (1902) y la mayor parte de sus amantes y amigos.

Mariana Pineda


Granada, 1804-id., 1831) Heroína española. Viuda y madre de dos hijos de corta edad, fue denunciada por haber bordado en una bandera la leyenda «Ley, Libertad, Igualdad» y acusada de pertenecer a una conspiración liberal. Al negarse Pineda a delatar a sus supuestos cómplices, Pedrosa, miembro de la Chancillería de Granada, y según la leyenda, secretamente enamorado de ella, decretó su ingreso en prisión. En medio de las protestas de la población, fue juzgada y condenada a morir a garrote vil. La sentencia se ejecutó en el Campo del Triunfo de Granada, mientras la bandera que había bordado era quemada. Mariana Pineda se convirtió pronto en heroína y mártir de la causa liberal, hasta el punto de inspirar numerosas canciones. Federico García Lorca se basó en su historia para escribir la obra teatral Mariana Pineda.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Rafael de Riego


Rafael de Riego y Núñez; Santa María de Tuñas, Asturias, 1785 - Madrid, 1823) Militar español. Miembro de los Guardias de Corps, luchó contra los franceses en la Guerra de la Independencia (1808-14). Estuvo prisionero en Francia, en donde recibió la influencia ideológica del liberalismo revolucionario.
En 1819 fue destinado como comandante al ejército que se estaba concentrando en Andalucía con la intención de partir hacia América y restablecer allí el dominio colonial español, que las rebeliones de los criollos habían eliminado durante la ocupación francesa de la metrópoli. Riego participó en las conspiraciones liberales encaminadas a sublevar al ejército contra el régimen absolutista impuesto por Fernando VII; y en 1820 se pronunció públicamente en Las Cabezas de San Juan (Sevilla) a favor de la Constitución de Cádiz de 1812, que el rey había abolido nada más regresar.


El descontento de las tropas por las condiciones en que iban a ser enviadas a América (en una flota poco fiable) facilitó el éxito del pronunciamiento. Riego recorrió Andalucía al frente de una columna, animando a la insurrección a los liberales y sin encontrar apenas resistencia, hasta que Fernando VII se decidió a jurar la Constitución.


Se abrió así un periodo de monarquía constitucional (el Trienio Constitucional de 1820-23), enormemente difícil por la deslealtad del rey al régimen que le habían impuesto los liberales. El propio Riego se convirtió en símbolo del liberalismo radical y colaboró con los gobiernos liberales como capitán general de Galicia y de Aragón y presidente de las Cortes (1822).


Cuando se produjo la invasión francesa de los «Cien mil hijos de San Luis», que venía a restablecer el absolutismo, Riego encabezó la resistencia en Andalucía (1823); pero fue derrotado, capturado y ejecutado. Pervivió, sin embargo, en la memoria popular como un héroe mítico de la lucha por la libertad; la marcha que tocaban sus tropas durante los hechos de 1820 siguió sonando como himno revolucionario a lo largo del siglo XIX y fue declarada himno nacional de España por la Segunda República (1931-39).

Guerra de la independencia


jueves, 26 de noviembre de 2009

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Enfermedad de Napoleon (perdió la batalla de Waterloo)

Los retratos juveniles de Napoleón muestran un hombre no muy agraciado, de tez amarillenta, ojos grises, mandíbula prominente y una nariz armónica; la característica física más notable era, sin embargo, su pequeña estatura a una edad en que se puede considerar definitiva – no más de un metro sesenta, sesenta y cinco – y una delgadez extrema en sus años mozos, aunque musculoso y fuerte. En aquella época, solía llevar los cabellos muy desordenados, en concordancia con una vestimenta desaliñada que evidenciaba una escasa preocupación por su aspecto personal.
Con esta descripción, está claro que su poder de seducción, así como el poder que alcanzó como gobernante, no radicaron en su aspecto físico sino en una inteligencia que ha sido calificada como superior, en una frondosa imaginación no exenta de sentido común y, como suele ocurrir con algunos personajes no muy dotados físicamente, un desborde de simpatía que alternaba con enojos que él mismo manejaba según necesidad; su personalidad despertaba la admiración, el amor y la devoción de quienes lo rodeaban; asimismo impresionaba a sus enemigos. Para colmo tenía una gran resistencia para el trabajo que, seguramente, fue una de las bases de sus grandes éxitos.
Una vez pasada su primera juventud – y bastante precozmente - en la que soportaba incluso una mala alimentación y escasas horas de sueño, comenzó a mostrar algunos signos de enfermedad.
Se ha dicho, basándose en varios ataques –alguno de ellos siendo muy joven – que terminaban en pérdida de conocimiento, que podría haber sido epiléptico. También se ha sugerido que una lúes podría explicar ciertos problemas urinarios que padeció durante el consulado (1802 –04), aunque posiblemente haya tenido sólo cálculos renales o vesicales.
Algunos historiadores sostienen que el padecimiento más serio de Napoleón fueron las cefaleas migrañosas que se intensificaban en situaciones de estrés; en 1796, mientras llevaba a cabo la campaña italiana, experimentó el primer ataque de este tipo. Sufría además de una dermatitis muy pruriginosa que se ha relacionado con estados de ansiedad.
Como consecuencia de una constipación crónica, antes de los treinta años ya padecía hemorroides y un prolapso rectal. En 1802, comenzó con fuertes y frecuentes cólicos abdominales que se interpretaron como cólicos biliares, pero por la historia posterior se ha sugerido que puede haber sido una úlcera gástrica; sus problemas abdominales se atribuyeron a los habituales desórdenes alimenticios en los que comía literalmente “cualquier cosa”.
Hasta aquí, un pobre hombre (si es que se puede decir esto de Napoleón) aquejado de múltiples síntomas que, aunque pueden hacer miserable cualquier existencia, no parecían comprometer su vida.
Pero a los treinta y seis años, un año después de ser coronado emperador, comenzó su debacle tanto física como mental. Ganaba peso de manera desmesurada y, en poco tiempo, la flacura extrema que lo caracterizaba dio paso a una obesidad desagradable gracias a la cual se rellenó su rostro, sus manos finas se volvieron regordetas y su abdomen chato se veía prominente; además, su piel se tornaba cada vez más suave y se insinuaba una incipiente calvicie.

Los que lo rodeaban notaron un profundo cambio en su carácter: había perdido la vivacidad y la capacidad para resolver asuntos, y se había vuelto más despótico. “El Emperador se ha vuelto loco y nos va a destruir a todos”, declaró uno de sus ministros. El cuerpo tampoco era el de antaño, había perdido su vitalidad, estaba lento y vacilante con solo cuarenta años. Sin embargo, no se ha llegado a un acuerdo con respecto a la enfermedad que convirtió a Napoleón en un ser irascible y descontrolado que, ahora, tomaba determinaciones guiado sólo por sus fantasías y que, además, había perdido sus contornos, transformándose en un ser pesado. Las viejas caricaturas del escuálido Napoleón fueron desplazadas por las imágenes del grueso y decrépito de los libros de historia.

Algunos historiadores de la medicina consideraron con fuerza el diagnóstico de mixedema mientras que otros declararon que el rostro del Emperador no es compatible con la cara abotagada del hipotiroidismo; los más arriesgados sugirieron que podía haber sido víctima de una rara enfermedad como el síndrome de Fröhlich, pero – tal como dice M. Biddiss – esta enfermedad es prácticamente incompatible con la capacidad para tener hijos. Con respecto a los episodios de convulsiones y pérdida de conocimiento, que aquejaron prematuramente a Napoleón, Biddiss pone en duda el diagnóstico de epilepsia mientras baraja la posibilidad de que tales crisis hayan correspondido a episodios de “migraña compleja” que, finalmente, podrían haber producido algún deterioro mental.

El 18 de junio de 1815, el ejército napoleónico perdió definitivamente la batalla de Waterloo. Hay quienes aseguran que Napoleón estuvo a un paso de vencer, pero la sorpresiva aparición de la caballería prusiana desbarató sus planes. Los historiadores médicos sostienen que a los cuarenta y seis años, prematuramente envejecido, sus luces de estratega habían menguado junto con su fuerza física. Parece ser que la cabalgata del día anterior lo llevó a un gran agotamiento y las dolorosas hemorroides lo sumieron en un insomnio pertinaz; se cree que se le administró opio para que descansara y pudiera conciliar el sueño. Al despertar, obnubilado, habría cometido errores, como el de salir en la búsqueda de los prusianos hacia el este cuando éstos se habían retirado hacia el norte. Le llevó demasiado tiempo estar en condiciones de direccionar los movimientos de su ejército perdiendo, de este modo, la posibilidad de atacar y triunfar en Waterloo. Alguien dijo que el “Napoleón joven” jamás hubiera desperdiciado una ocasión de victoria, pero el Napoleón de 1815 no era ya capaz de realizar el esfuerzo necesario para una gran empresa. Sin embargo, no fue fácil para Wellington derrotarlo; él mismo afirmó que había sido el asunto más desesperante en el que había estado, y “ninguna batalla me dio tanto trabajo y nunca estuve tan cerca de ser derrotado”. Cómo no pensar, entonces, que Waterloo se perdió, en parte, por la salud deteriorada del emperador.
A la derrota le siguió el exilio en la isla de Santa Elena, donde murió en mayo de 1821. Fueron años de frustración y malhumor; se hacía más que difícil manejar a un prisionero de tal envergadura. Los ingleses presentaban la isla como un centro de salud acorde para el estado de Napoleón, mientras sus amigos la llamaban la “isla del diablo” por el peligro que entrañaba; hasta el papa Pío VII – a quien Napoleón había perseguido - pidió por su liberación, porque la isla era un lugar perjudicial para su salud y “el pobre desterrado se está muriendo poco a poco”.
Se argumentaba que en Santa Elena existía una hepatitis infecciosa endémica que es dudoso que Napoleón haya padecido.
En sus últimos meses de vida, padeció reiteradas hematemesis; ¿tenía, Napoleón, várices esofágicas por una enfermedad crónica del hígado?. Es poco probable. Las informaciones postmortem indicaban más bien una úlcera maligna sangrante o una invasión gástrica por una neoplasia que justificaba las hemorragias y el hipo continuo del emperador. Su padre había muerto de un cáncer gástrico lo que hace aun más probable este diagnóstico. Perforación y peritonitis fueron la causa final de su muerte.
A pesar de las evidencias, mucho tiempo después, otro diagnóstico tomó la posta.
En su testamento, Napoleón había pedido que su cabeza fuera afeitada y que los cabellos fueran entregados a algunos amigos y seguidores. En 1960 causó gran revuelo el hallazgo de arsénico en sus cabellos, en cantidades considerables, creando a su alrededor la hipótesis de que podría haber sido envenenado lentamente, por alguno de sus enemigos, durante su estadía en Santa Elena Aunque la causa de muerte no se explica por el envenenamiento, siendo el arsénico un poderoso carcinógeno han especulado que podría estar relacionado con el origen de la neoplasia.
En el año 2002, la revista Science et vie confirmó que los cabellos de Napoleón estaban impregnados de arsénico; se cree que sus allegados usaron la sustancia para garantizar la conservación de los mismos, una práctica común en el siglo XIX..
Es posible que Waterloo se haya perdido por una concatenación de causas entre las que los historiadores cuentan el ejército napoleónico devastado por el tifus (fiebre tifoidea?), endémico en Rusia y Polonia, las hambrunas y el clima nada favorecedor para las campañas. Esta opinión es generalmente aceptada pero, a la luz de los acontecimientos referidos, los historiadores creen que Napoleón, con su fuerza física deteriorada y sus luces sin la luminosidad que le valió la admiración de sus amigos y, también, de sus detractores, es un eslabón de la cadena que explica la derrota del emperador la única vez que se enfrentó con las tropas británicas.



Coronación de Napoleón


Lord Byron


El 22 de enero de 1788, nace, en la ciudad de Londres el que 10 años más tarde, un 21 de mayo, heredaría el título de barón Byron de Rochdale, convirtiéndose en el sexto de ese nombre, George Gordon, el poeta maldito por excelencia, un hombre increíblemente atractivo pese a arrastrar toda la vida el handicap de la deformidad de su pie izquierdo originado en el momento del parto debido a los escrúpulos pudibundos de su madre, la escocesa Catherine Gordon. Huérfano a temprana edad, de un padre guapo, libertino y sinvergüenza, Byron se encontró compartiendo su existencia con una mujer amargada, (a quien el marido había arruinado tanto moral como económicamente), y con la que le unía un complicado lazo de odio-afecto; no la soportaba por su carácter y huyó de su lado en cuanto pudo, mas lloró sinceramente su muerte, llamándola "la mejor amiga que tuviera en su vida", lo cual no deja de sorprendernos. Las influencias conjuntas que ejercieron la falta del padre y la presencia sobreprotectora de esa madre, avara, religiosa y muy severa que aunque se preocupaba por él no le escatimaba regañinas violentas en las que llegó hasta increparle llamándole "ese cojo bribón", tal vez contribuyeran, con el paso de los años, a convertirle en el Byron legado por la leyenda: el hombre que gozaba haciendo sufrir a las mujeres y que buscaba en la amistad de los hombres aquel compañerismo masculino, a todas luces idealizado, que nunca pudo hallar en un padre. Aparentemente cínico y cruel, disfrutó creándose una aureola demoníaca que más tenía de "pose" que no de verdadera realidad, pues cuando entró en Harrow, sus compañeros decían de él que era un buen chico, a good boy, y le tenían en sincera estima. A los 15 años se enamora apasionadamente de una vecina de 18, Mary Chaworth, que si es recordada al amor de Byron se lo debe. Amor que ella nunca compartiese, ya que el jovencito, gordo entonces, sólo le inspiraba desdén , habiendo llegado a decir de él en una confidencia, que Byron sorprendió: "¿supones que puedo llegar a sentir algo por ese muchacho cojo?" Luego de tal romance fracasado, su primer gran amor que le marcó de manera indeleble, Byron conoce a una hermanastra suya casada, hija de un anterior matrimonio de su padre, Augusta, de quien se enamora, siendo correspondido esta vez con tal intensidad y falta de prejuicios, que de la incestuosa relación nace una niña. Mientras lleva toda esta movida existencia, Byron mal estudia en el Trinity College, comenzando su labor poética que el 1 de noviembre de 1806, cristaliza en un libro llamado Piezas Fugitivas, iniciándose entonces lo que podríamos denominar su carrera literaria, que tantos éxitos le reportase. Pero en la vida de Lord Byron, en su época y hoy en día, lo que más destaca no es su faceta poética, con ser considerable, sino su propia existencia, por entero romántica y novelesca. En 1809, autor ya famoso debido a su libro, publicado en marzo de ese mismo año, Poetas ingleses y críticos escoceses, Byron embarca el 2 de julio rumbo, primero a Lisboa, luego a España, Gibraltar incluido, y Grecia. A este viaje no le impulsa sólo el conocido afán viajero de los ingleses, sino también el deseo de huir de una sociedad escandalizada que le rechaza con los más duros anatemas. Dos años más tarde regresa a Inglaterra en donde tendrá que afrontar la muerte de su madre, lo que le sume en una profunda crisis, no obstante continua con su vida disoluta, que todavía empeora más cuando conoce a lady Carolina Lamb en 1812. Carolina, casada con un joven político que con el tiempo se convertiría en primer ministro británico y mucho más tarde en consejero de la reina Victoria, era de temperamento apasionado e histérico, y con su exaltado amor por el poeta, se convirtió en una verdadera pesadilla. Fueron amantes, pero al final Byron, cansado de sus escenas, la rechazó, a lo que ella repuso escribiendo en venganza sus memorias, entre otros libros, en los que no dejaba muy bien parado al poeta. Después de este affaire, lord Byron, célebre como poeta, pero muy escaso de dinero, empieza a considerar la idea de un matrimonio de conveniencia con alguna rica heredera, costumbre normal de la época, y la encuentra en la persona de miss Annabella Milbanke. El 2 de enero de 1815, Byron contrae matrimonio con Annabella, y la unión nace con el bautismo de estas palabras, en cuanto los recién casados se encuentran a solas; él le dice a ella "te arrepentirás de haberte casado con el diablo". Conducta muy teatral que, no obstante, formaba parte de la personalidad del poeta. La unión fue un desastre ya presentido, ambos eran completamente diferentes y nunca debieran haberse casado. Nace una niña, la única hija legítima de Byron, pero el matrimonio se divorcia y nunca más vuelven a verse. Estamos en 1816, Byron abandona para siempre su patria y marcha a Europa, siendo Suiza el país en donde vivirá los primeros meses trasladándose luego a Milán y posteriormente a Venecia. A los dos días de instalarse en Lausana conoce a otro famoso compatriota, poeta como él e igualmente mal visto por la sociedad inglesa: Percy Shelley. Conocimiento que realiza Byron por medio de su última amante Claire Clairmont, hermanastra de la mujer de Shelley, Mary Godwin la que luego sería la famosa autora de Frankestein. La amistad de ambos poetas se hace firme e intensa y dura hasta el fallecimiento de Percy Shelley. Con Claire, Byron tiene otra hija, Allegra, que le es entregada por su madre y a la que, el poeta, recluye en un internado. En 1822, muere la niña con cuatro años y Shelley pocos meses más tarde, ahogado en el mar. Estas dos muertes seguidas le sumen en otra crisis profunda, lo cual no impide que tenga a una nueva amante, esposa insatisfecha, la condesa italiana Teresa Guiccioli. Un año más tarde embarca para Grecia, desembarazándose así elegantemente de la condesa, en donde se une, en un romántico arrebato, a la causa revolucionaria del príncipe Mavrocordatos, en Missolonghi. Esta etapa de su existencia, fue, tal vez la más feliz ya que podríamos decir que el poeta se sintió completamente realizado al encarnar un personaje que le era muy querido, el de héroe, y en este caso, fuera de toda ficción literaria. El 9 de abril de 1824, después de cabalgar bajo la lluvia, contrae un fuerte resfriado de resultas del cual muere 10 días más tarde, y no del constipado, sino a causa de las sangrías y purgantes a que lo someten sus médicos de cabecera, lo que le hace exclamar agonizante, y no sin ironía: "me han asesinado los doctores". Contaba 36 años, la edad en que morían todos los Byron, cuando dejó este mundo; se sentía cansado y viejo como quien ha vivido mucho, y así era en realidad. Dejó tras de sí una estela legendaria, tal vez demasiado exagerada en su lado negativo, pero conveniente en un hombre como él. Sin embargo, y pese a ello, hermano incestuoso, mal marido, padre descuidado, etc., también hubo los que le alabaron, como el mismo Shelley, quien siempre le defendió, y el propio Byron dejó bien patente con sus acciones, por ejemplo ir a luchar por Grecia, que era capaz de grandes y elevados ideales. A su muerte, Byron se convirtió en Europa en un mito, la devoción por el cual trascendió incluso a Norteamérica, ya que Edgar A. Poe, entre otros, le admiraba sin reservas, y es notoria la influencia del primero en el segundo. En Inglaterra, sin embargo, el rector de Westminster, impidió el que fuese sepultado en la abadía, y sus editores, por miedo al escándalo, destruyeron el manuscrito de sus memorias, privando con ello a la posteridad de un inestimable retrato personal escrito por el interesado. Diremos de las obras de Lord Byron, que destacan, entre otras Childe Harold, Giaour, La desposada de Abydos, Lara, El prisionero de Chillon, Manfred, y Don Juan. Como anécdota curiosa citaremos que en Catalunya, en Sant Miquel del Fay, existe una placa conmemorativa en la que se hallan grabados nombres de viajeros ilustres que pasaron por allí, y uno de ellos fue George Gordon, lord Byron.

Amor y Psique

Érase una vez un rey y una reina que tenían tres hijas, de las cuales la menor, llamada Psique, era la más inteligente y bella.
Tantas eran sus virtudes que despertó los celos de Venus, la diosa del amor y la belleza, quien decidió mandar a su hijo Cupido a herirla con una de sus flechas, para que se enamorara del peor monstruo de la tierra.
Cuando se disponía a cumplir la orden, Cupido se pinchó accidentalmente con una de sus flechas y al instante quedó perdidamente enamorado de Psique.
Tan grande era su pasión que decidió pedir ayuda a Apolo, el dios de la luz y la verdad, para ganar su amor, quien hizo desaparecer de inmediato a todos los demás pretendientes.
El rey, intrigado por esta situación, también pidió consejo al dios Apolo, quien le recomendó que la llevara a la cumbre de una montaña para que un dios la desposara.
Como no era bueno contrariar a los dioses, a pesar del dolor por tener que separarse de su hija, los padres cumplieron con su mandato.
Cuando Psique se quedó sola, lloró desconsoladamente hasta quedarse dormida. Cuando despertó, se encontró recostada sobre una alfombra de hierba fresca, en el jardín de un magnífico palacio, escuchando una voz que le decía que ese palacio era suyo y que podía disponer de todo lo que había.
Sin saberlo se había convertido en la amada esposa de Cupido, quien sólo la visitaría por las noches, para que Psique jamás pudiera ver su rostro, porque deseaba ser querido como un hombre y no como un dios.
Si alguna vez su curiosidad la vencía, ambos se separarían para siempre, porque donde hay amor no debe existir la desconfianza.
Pero como Psique se aburría durante el día, quiso que vinieran sus hermanas a visitarla, deseo que su esposo le concedió, aún sospechando que no sería una feliz decisión.
Al ver la felicidad y la opulencia en que vivía Psique se apoderó de ellas la envidia y decidieron urdir un plan para arruinarle la vida.
Apelando al hecho que Psique nunca había visto a su marido, sus hermanas le llenaron la cabeza de dudas y recelos, forzándola a descubrir su rostro mientras dormía y a llevar un cuchillo por las dudas.
Fue así como una noche Psique se atrevió a iluminar su semblante con una lámpara, quedando maravillada por la gracia y belleza de Cupido, que al ver la luz se despertó, decidiendo marcharse, por no haberse respetado su condición.
En su desesperación, Psique pidió ayuda a los dioses, quienes le dijeron que tendría que pedirle perdón a Venus, la madre de Cupido, a quien sin saberlo había ofendido.
Venus la despreció, sin embargo le dio una oportunidad; tendría que pasar tres duras pruebas, que eran más que imposibles de realizar, pero que Psique logró cumplir con la ayuda de la naturaleza, que la quiso ayudar.
Venus la acusó de hechicera; y deseando vencerla, la sometió a una última prueba aún más difícil. Debería bajar al Averno y llenar un cofre con una parte de la belleza de Proserpina, deidad de vida, muerte y resurrección y base de un mito de la primavera.
Sabiendo que eso era más que imposible, Psique decidió suicidarse arrojándose desde lo alto de una torre. Pero antes de caer al vacío escuchó una voz que le prometió guiarla durante su travesía; pero con la condición que una vez que se llenara el cofre con la belleza de Proserpina no debería abrirlo jamás.
Psique hizo todo lo que le aconsejó la extraña voz, pero un deseo vehemente de curiosidad la obligó a abrir el cofre.
Cuando la caja se abrió, un sueño mortal la invadió y se desplomó sobre el camino como fulminada por un rayo.
Cupido, que la había estado buscando, la encontró, pudo volver a encerrar el sueño en el cofre y después la despertó con un beso.
La alzó con suavidad y levantó vuelo llevándola con él hasta el monte del Olimpo, donde Júpiter, dios del firmamento los unió oficialmente en matrimonio para siempre.

El Pompeya y el Besubio

La catastrófica erupción del volcán del Vesubio en el año 79 d.C, el 24 de agosto, dejó atrapados a los 25.000 habitantes que por aquel entonces vivían en la ciudad de Pompeya, la ciudad que quedó sepultada bajo las cenizas, con algunos de los edificios más maravillosos de la antigua Roma.


Los asentamientos preromanos ya vivían en esta zona del valle bajo del Vesubio durante muchos siglos antes de la llegada del gra imperio. Esta región de la Campania tiene una historia comercial muy larga, reflejada en las incursiones e influencias etruscas y griegas. Pompeya fue tomada por los romanos durante el consulado de Sila. Sin embargo, en el año 79 a.C, el Vesubio estalló en medio de grandes temblores de tierra, enterrando Pompeya y Herculano bajo un espeso manto de ceniza durate más de 1700 años.



Ninguna otra excavación arqueológica como la de Pompeya ha podido ilustrar tan nítidamente la vida cotidiana del mundo antiguo. Plinio el Joven consideraba Pompeya como una de las tierras más hermosas del mundo, rodeada de tierras fértiles, que producían vino en abundancia. En el momento de la erupción vivían en Pompeya unos 25.000 habitantes. Su vida cotidiana ha sido conservada de manera perfecta por la ceniza.



Pompeya conformaba una especie de microcosmos de miles de otras ciudades y pueblos romanos del imperio. Las excavaciones han podido reflejar incluso las pintadas en los muros de algunos de los edificios. La ceniza ha congelado la vida en la ciudad, que ha permanecido intacta durante más de 17 siglos. De particular interés con las numerosas pinturas murales encontradas que ilustran la forma en la que trabajaban y vivían los romanos.



A pesar de que la erupción del volcán no se produjo hasta el 24 de agosto del año 79 a.C, la región sufrió prolongados terremotos y temblores las semanas previas a la catástrofe. Plinio el Joven, en una carta al historiador Tácito, describe los esfuerzos de su tío Plinio el Viejo, un almirante de la flota, para rescatar a los amigos de la base de la montaña.



La gran explosión se produjo como una enorme nube o un gran paraguas, según el propio Plinio el Joven, testigo de la catástrofe. Muchos habitantes, resguardados en sus hogares, murieron esperando ayuda. Otros, como Plinio el Viejo, murieron a consecuencia del aire caliente que envolvió la ciudad haciéndola insoportable.



Pompeya se ha convertido, con el paso de los años, en el refugio más interesante de la vida de la antigua Roma. Sus restos han permanecido intactos, con lo que nos demuestran el estado en el que quedó la ciudad tras la erupción del Vesubio. Un legado de historia que se convierte en un verdadero tesoro para la humanidad

Arco del triunfo de la estrella

Detalles del Arco del Triunfo:

Marat

La pintura representa el fallecimiento en 1792 de Jean-Paul Marat, el escritor del periódico radical L'Ami du peuple (El amigo del pueblo) y muy relacionado con la facción jacobina durante el reinado del Terror, aunque nunca fue un miembro indiscutible. Marat fue apuñalado el 13 de julio mientras escribía en su bañera por Carlota Corday, que apoyaba a la facción girondina, más moderada, quien marchó de Normandía a París obsesionada con la idea de asesinar al hombre a quien ella percibía como una «bestia», para así «salvar a Francia», y consiguió aproximársele usando el subterfugio de hablarle de traidores a la causa de la Revolución. Corday lo asesinó con un cuchillo que había escondido entre sus ropas. Logró entrar en la casa de Marat con la pretensión de presentarle una lista de gente que debería ser ejecutada como enemigos de Francia. Marat se lo agradeció y le dijo que serían guillotinados la semana siguiente, momento en el cual Corday inmediatamente lo apuñaló. Carlota fue guillotinada poco después.

Marat a menudo buscó el consuelo de un baño frío para suavizar los violentos picores de una enfermedad de la piel que se decía que había sido contraída años antes, cuando se vio forzado a esconderse de sus enemigos en las cloacas de París. Exámenes más recientes de los síntomas de Marat han llevado a afirmar que las erupciones cutáneas de Marat venían de una enfermeda celíaca, una alergia al gluten, que se encuentra por lo común en el trigo. Sobre el baño improvisaba un pupitre para escribir sus envenenadas listas de nombres de gente que debía ser ejecutada por crímenes contra el estado.


David era un amigo íntimo de Marat, así como un firme partidario de Robespierre y los jacobinos. Quedó abrumado por su capacidad natural para convencer a las masas con sus discursos, algo que él todavía no había logrado a través de la pintura (por no mencionar sus dificultades a la hora de hablar, debido a una deformidad facial causada por una herida durante un duelo). Determinado a conmemorar a su amigo, David no sólo le organizó un espléndido funeral, sino que pintó su retrato poco después. Le pidieron que lo hiciera por su anterior cuadro, La muerte de Lepelletier de Saint-Fargeau. (Después de 1826, nadio vio esta obra, representando al primer mártir de la Revolución, un diputado asesinado el 20 de enero. La versión oficial de su muerte fue haber votado la muerte del rey Luis XVI, aunque posiblemente fue también víctima de alguna oscura trama que implicaba a España.)


A pesar de la precipitación con la que pintó el cuadro (la obra fue terminada y presentada a la Convención Nacional menos de cuatro meses después de la muerte de Marat), se considera generalmente que es la mejor obra de David, un paso definitivo hacia la modernidad, y una afirmación política inspirada e inspiradora.
La muerte de Marat, quizá la pintura más famosa de David, ha sido llamada la Pietà de la Revolución. Al presentar la pintura a la Convención, dijo: «Ciudadanos, , el pueblo llamaba de nuevo a su amigo; su voz desolada fue oída: David, coge tus pinceles..., venga a Marat... Oí la voz del pueblo. Obedecí.» David tuvo que trabajar con rapidez, pero el resultado fue una imagen simple y poderosa.

Sufragio femenino en España

Con la proclamación de la República, en abril de 1931, la igualdad de los sexos pasó por fin a ser una posibilidad real con la aprobación de la nueva constitución.La tarea de redactar un proyecto de constitución le fue asignada en primer lugar a una comisión judicial encabezada por el abogado conservador A. Ossorio y Gallardo. Su anteproyecto fue rechazado y se encomendó la labor a una comisión parlamentaria presidida por el abogado socialista Luis Jiménez de Asúa. Su proyecto fue presentado en Cortes el 27 de agosto de 1931 y aprobado, con algunas modificaciones, el 9 de diciembre. La constitución que Jiménez de Asúa describió como de izquierda, pero no socialista estaba inspirada fundamentalmente en aquellas de Méjico (1917), Rusia (1918) y la República de Weimar (1919). Los compiladores del anteproyecto se habían mostrado más bien cautos con respecto a la cuestión de la igualdad de los sexos y habían sugerido la siguiente redacción:No podrán ser fundamento de privilegio jurídico: el nacimiento, la clase social, la riqueza, las ideas políticas y las creencias religiosas. Se reconoce en principio la igualdad de derechos de los dos sexos. Clara Campoamor, diputada radical y miembro de la comisión parlamentaria, protestó vigorosamente de que sólo se reconociese "en principio" la igualdad de derechos, y consiguió finalmente que se enmendara el artículo hasta quedar como sigue:No podrán ser fundamento de privilegio jurídico: la naturaleza, la filiación, el sexo, la clase social, la riqueza, las ideas políticas, ni las creencias religiosas. El Estado no reconoce distinciones o títulos nobiliarios. (art. 25). El artículo 40 trataba de la discriminación en puestos oficiales: Todos los españoles, sin distinción de sexos, son admisibles en los empleos y cargos públicos, según su mérito y capacidad, salvo las incompatibilidades que las leyes señalen.El artículo 46 declaraba que el trabajo era una obligación social y sería protegido por ley, que regularía los casos de seguro de enfermedad, accidente, paro forzoso, vejez, invalidez y muerte; el trabajo de las mujeres y de los jóvenes y especialmente la protección a la maternidad; la jornada de trabajo y el salario mínimo y familiar, etc. El artículo 36 - del que hablaremos más detenidamente - confería los mismos derechos electorales al hombre y a la mujer mayores de veintitrés años. El artículo 53 otorgaba el derecho a ser diputado a todos los ciudadanos mayores de veintitrés años sin distinción de sexo, frase que, sin embargo, fue omitida en el artículo 69, por el cual eran elegibles para el cargo de presidente todos los ciudadanos mayores de cuarenta años. El artículo 43 trataba de la familia: La familia está bajo la salvaguardia del Estado. El matrimonio se funda en la igualdad de derechos para ambos sexos, y podrá disolverse por mutuo disenso o a petición de cualquiera de los cónyuges, con alegación en este caso de justa causa ... En cuanto al divorcio, había pocos países en 1931 en los que no se hubiera aprobado una ley al respecto: España e Italia eran las dos principales excepciones en Europa. Sin embargo, la ley del divorcio española, cuando por fin fue aprobada (1932), era una de la más progresistas de las existentes. Es difícil determinar a ciencia cierta cuántas personas se acogieron a la ley del divorcio y hasta qué punto ésta fue popular entre las mujeres. Probablemente, la mayoría de las mujeres españolas siguieron obedeciendo a su conciencia católica y tomaron nota de los sermones y pastorales que les advertían que si se divorciaban y volvían a casarse, o incluso en el caso de contraer matrimonio civil, les serían negados los sacramentos y sus hijos serían considerados ilegítimos por la ley canónica. A los sacerdotes que pronunciaban sermones semejantes se les encarcelaba y multaba basándose en la Ley de Defensa de la República. La derecha, naturalmente, se oponía a la ley del divorcio, y los partidos unidos en la Confederación Española de Derechas Autónomas incluían la revocación de la ley en su programa. La ley suscitó muy poco entusiasmo entre la extrema izquierda por distintos motivos. Para Jiménez de Asúa, la ley no era más que un pobre paliativo al gran problema de la coyunda, cuya solución real era la libre unión. El diario anarquista Solidaridad Obrera despreció la ley por ser una intervención innecesaria del Estado en los asuntos privados del individuo. Denotaba simplemente que había muchas personas incapaces de resolver ni siquiera sus problemas más personales sin la ayuda del cura que los idiotiza y del laico, que hace esto último y... lo primero (6 de diciembre de 1931). Si el divorcio fue objeto de mucha controversia, no le quedó a la zaga el derecho de la mujer a votar. El Gobierno provisional, en un decreto de 8 de mayo de 1931, concedió el voto a todos los hombres mayores de veintitrés años y declaró que las mujeres y los curas podían ser elegidos para ser diputados. En las elecciones celebradas en junio de aquel año fueron elegidas dos mujeres diputadas, Clara Campoamor (Partido Radical) y Victoria Kent (Izquierda Republicana): dos mujeres de un total de 465 diputados. A finales de aquel mismo año otra mujer diputada, Margarita Nelken (Partido Socialista), ingresó en las Cortes. De las tres, Clara Campoamor, abogada, fue la más asidua defensora de los derechos de la mujer y desempeñó un papel importante en el debate acerca del sufragio femenino. El anteproyecto sólo había dado el voto a la mujer soltera y a la viuda, propuesta que defendió A. Ossorio Gallardo sobre la curiosa base que, hasta que los maridos estuviesen preparados para la vida política, el sufragio femenino podía ser una fuente de discordia doméstica. En general, sin embargo, la oposición a conceder el voto a la mujer, casada o soltera, estaba basada en el temor a que no estuviese todavía lo suficientemente independizada de la Iglesia y su voto fuese en su mayor parte derechista, poniendo así en peligro la existencia misma de la República. Aunque Jiménez de Asúa compartía dicho temor, pensaba que la conveniencia política no debía justificar que se negase un derecho legítimo que sería utilizado juiciosamente por aquellas mujeres económicamente independientes y conscientes de sus responsabilidades sociales. Otros estaban estaban menos dispuestos a aceptar el riesgo. Los republicanos de izquierda, radicales y radicales-socialistas fueron los que más se opusieron. Los radical-socialistas presentaron una enmienda el 1 de septiembre de 1931 para restringir los derechos electorales exclusivamente a los hombres. Al día siguiente, el doctor Novoa Santos proporcionó argumentos biológicos para dar fuerza a los argumentos de conveniencia política: a la mujer no la dominaban la reflexión y el espíritu crítico, se dejaba llevar siempre de la emoción, de todo aquello que hablaba a sus sentimientos; el histerismo no era una simple enfermedad, sino la propia estructura de la mujer. El 30 de septiembre, cuando se volvió a discutir la cuestión, se echó mano del ridículo para complementar a la biología. Hilario Ayuso entretuvo a la concurrencia con un discurso trivial en defensa de una enmienda de Acción Republicana que proponía que les fuesen concedidos los mismos derechos electorales a los hombres mayores de veintitrés años y a las mujeres mayores de cuarenta y cinco, basándose en que la mujer era deficiente en voluntad y en inteligencia hasta cumplir dicha edad. Al entrar en el Congreso le salieron al paso las mujeres de la ANME, que estuvieron presentes en todos los debates y distribuyeron octavillas entre los diputados conminándoles a apoyar el sufragio femenino. Los radicales propusieron una enmienda con el fin de que se omitiera la palabra mismos en el artículo que rezaba: Los ciudadanos de uno y otro sexo, mayores de veintitrés años, tendrán los mismos derechos electorales conforme determinen las leyes. Guerra del Río, defensor de la moción, arguyó que tal modificación permitiría a las Cortes conceder el voto a la mujer en una ley lectoral que podría ser revocada si la mujer votaba por los partidos reaccionarios. La enmienda fue rechazada (153 en contra, 93 a favor), pero los radicales y radical-socialistas que habían votado sin someterse a la disciplina de partido pronto se arrepintieron, y El Heraldo (1 de octubre de 1931) recogía los rumores de un intento de última hora de pactar con los socialistas: Probablemente se satisfará el deseo de los socialistas de conceder el voto masculino desde los veintiún años y, a cambio de eso, se condicionará el voto a la mujer. Los socialistas rechazaron el pacto y el debate continuó al día siguiente. El hecho de que Clara Campoamor defendiera el sufragismo femenino y de que Victoria Kent se opusiera provocó muchas burlas. Azaña describió la sesión como muy divertida. Informaciones (1 de octubre de 1931) comentaba dos mujeres solamente en la Cámara, y ni por casualidad están de acuerdo, y La Voz (2 de octubre de 1931) preguntaba medio en broma medio en serio: ¿qué ocurrirá cuando sean 50 las que actúen?. En el debate del día 1 de octubre de 1931, Victoria Kent propuso que se aplazara la concesión del voto a la mujer; no era, decía, una cuestión de la capacidad de la mujer, sino de oportunidad para la República. El momento oportuno sería al cabo de algunos años, cuando las mujeres pudiesen apreciar los beneficios que les ofrecía la República. Clara Campoamor replicaba diciendo que la mujer había demostrado sentido de la responsabilidad social, que el índice de analfabetos era mayor en los hombres que en las mujeres y que sólo aquellos que creyesen que las mujeres no eran seres humanos podían negarles la igualdad de derechos con los hombres. Advirtió a los diputados de las consecuencias de defraudar las esperanzas que las mujeres habían puesto en la República: No dejéis a la mujer que, si es regresiva, piense que su esperanza estuvo en la Dictadura; no dejéis a la mujer que piense, si es avanzada, que su esperanza está en el comunismo. Guerra del Río aplaudió los sentimientos expresados por Clara Campaomor, quien, según él, servía de portavoz de lo que siempre fue, es y será mañana ideal del Partido Republicano Radical: la igualdad absoluta de derechos para ambos sexos. Sin embargo, siguió diciendo, los radicales pensaban que era prematura la inmediata concesión del voto a la mujer, y por tanto votarían en contra. Ovejero, en nombre de los socialistas, dijo que, aunque sabían que existía la posibilidad de perder escaños en las próximas elecciones, eso no tenía importancia comparado con la educación política de la mujer española; querían el sufragio femenino para llamar a la conciencia de la mujer y convertirla en cooperadora eficaz del resurgimiento español. Cuando el artículo 34 - que establecía la equiparación de derechos electorales para los ciudadanos de uno y otro sexo mayores de veintitrés años - fue finalmente aprobado por 161 votos a favor y 121 en contra, se produjo un clamor: La concesión del voto a las mujeres, acordada ayer por la Cámara, determinó un escándalo formidable, que continuó luego en los pasillos. Las opiniones eran contradictorias. El banco azul fue casi asaltado por grupos de diputados que discutían con los ministros y daban pruebas de gran exaltación. (La Voz, 2 de octubre de 1931). Votaron a favor: el Partido Socialista (con alguna sonada excepción como la de Indalecio Prieto), la derecha y pequeños núcleos republicanos (catalanes, progresistas y Agrupación al servicio de la República); en contra, Acción Republicana, y los radical-socialistas y radical (con la excepción de Clara Campoamor y otros cuatro diputados). Indalecio Prieto, quien había intentado persuadir a sus compañeros socialistas de votar en contra del artículo o abstenerse de votar, gritó que aquello era una puñalada trapera para la República. Los radical-socialistas declararon que ya no harían más concesiones en la cuestión de las relaciones entre la Iglesia y el estado y amenazaron con no dejar un cura vivo en España. Una táctica que Marañón describió como una confesión de cobardía y de falta de autoridad en los políticos de izquierda sobre sus mujeres e hijas (El Heraldo, 2 de octubre de 1931). Como si se quisiese asegurarse de que no faltara ningún elemento de la farsa grotesca en este esperpento de la vida real, El Sol (2 de octubre de 1931) informaba así de la aprobación del artículo 34: La galantería logró un triunfo indiscutible. Virtud española que perdura, para bien del "qué dirán", pese a ciertos jacobinismos que nos sacuden. Pase lo que pase - hay quien asegura otro 14 de abril al revés - resultará lindo que los poetas del futuro canten en sonetos a este 1931, en que los hijos de España se jugaron a cara y cruz un régimen por gusto de sus mujeres. El triunfo del 1 de octubre, sin embargo, no fue definitivo. En la sesión del 1 de diciembre, Peñalba (Acción Republicana) propuso una enmienda que permitiría a las mujeres votar en las elecciones municipales, pero no en las nacionales hasta que los ayuntamientos se hubiesen renovado por completo. Si la enmienda hubiese prosperado, las mujeres se habrían quedado todavía sin voto en 1936. El último intento se produjo en diciembre de 1932 cuando el gobierno anunció su intención de convocar elecciones parciales para cubrir las vacantes en Cortes. Finalmente, las elecciones parciales no llegaron a producirse.Las primeras elecciones en las que participaron las mujeres fueron las de 1933, e inevitablemente se les echó la culpa de la victoria de la derecha. Era, sin embargo, una conclusión superficial. Aún aceptando que una parte del electorado femenino hubiera podido influir en el resultado favorable a las derechas de los comicios del 33, si se sumaban todos los votos de izquierda emitidos en esas elecciones todavía superaban a los de los conservadores. Se trataba sobre todo de un problema de estrategia y unidad, como se encargaría de demostrar las elecciones de febrero de 1936 con el triunfo del Frente Popular.En todo caso, las tesis sufragistas acababan de anotarse un triunfo en España. La concesión del voto, como la del divorcio, fueron logros de la mujer en el periodo republicano, pero logros tan efímeros como el propio régimen que los había posibilitado. La Guerra Civil y el nuevo Estado impuesto tras la victoria de las fuerzas franquistas el 1 de abril de 1939 darían al traste con todo lo conseguido. Habría que esperar al cierre de ese largo paréntesis de 40 años para que las mujeres recuperaran el punto de partida que significó la conquista del voto en 1931.

La matanza de Quíos


Delacroix, al igual que otros artistas y literatos (Ej. Lord Bayron) sintió una gran atracción por la guerra que los griegos sostuvieron con el Imperio Turco en pos de su liberación y la constitución de un Estado independiente. Fruto de este interés es “La Matanza de Quíos”, una de las obras más representativas del arte del romanticismo.

Representa un grupo de griegos que ha sido masacrado por los turcos en la brutal represión que tuvo como escenario la isla de Quíos, en 1822, cuando el sultán mandó sus tropas para sofocar la rebelión griega. Murieron más de 20.000 personas y los niños y las mujeres fueron esclavizados. Éste y otros hechos provocaron gran indignación en Occidente y animaron a Gran Bretaña y Francia a intervenir (más tarde lo haría Rusia) en el conflicto a favor de los griegos.

Desde el punto de vista artístico, Delacroix se vale del movimiento y la perspectiva en escorzo para dar fuerza y expresividad a la composición. Se vale para dar realce a la escena de los rostros de los vencidos, cuyo abatimiento contrasta con la altivez del soldado turco que monta a caballo, que sostiene entre sus manos una mujer desnuda.
Predominan el color y el movimiento, así como la dispersión compositiva. El paisaje del fondo adquiere gran relieve, destacando el cielo con sus peculiares tonalidades.

martes, 24 de noviembre de 2009

miércoles, 18 de noviembre de 2009

martes, 17 de noviembre de 2009

Oliver Twist (La película)






Película de Oliver Twist:






El problema de los niños abandonados en reformatorios y su posterior educación está tratado en la literatura desde antiguo y recogido por el cine desde sus comienzos, relacionado con la formación hacia la delincuencia y en algunos casos su posterior salvación a manos de una familia adinerada. En «Rinconete y Cortadillo» nos lo presenta Cervantes. Un adiestrador de delincuentes es el ciego de «El lazarillo de Tormes», que enseña la picaresca de la supervivencia en una sociedad hostil a la marginación. Es maestro de carteristas Fagín, el ratero especialista que con didácticas muy precisas enseñó a robar a Oliverio en «Oliver Twist». Ya lo afirmaba Skinner, «dadme un niño que yo haré de él un criminal o un santo», en el más puro estilo de los planteamientos conductistas. Sus alumnos aprenden mucho y bien, pero suelen acabar mal, o encontrando un alma caritativa que les salva.




El niño del orfanato es maltratado sin sentido, o entregado a empresarios si escrúpulos que les enseñan un oficio a costa de una vida de esclavos. Cinco versiones se han realizado de la novela de Charles Dickens “Oliver Twist”. Se presentan tres de ellas.






Algunas escenas de la película: (las distintas clases sociales)




Carteles Publicitarios

Algunos carteles publicitarios antiguos:



SITEL

SITEL (Sistema Integrado de Interceptación Telefónica) es una estructura para realizar escuchas telefónicas que incluye dos centros de monitorización, salas de monitorización y terminales remotos distribuidos. Centraliza la información recibida de las facilidades de interceptación que las operadoras de telefonía (TME, Amena, Vodafone y Telefónica de España) han incorporado a sus redes.

En la práctica el 'software espía' forma parte de los programas que hacen funcionar las redes; cuando es activado, este software envía copia de toda la información relevante a las salas y centros de monitorización a través de las terminales remotas. En estos centros la información es controlada, seleccionada y enviada al juzgado correspondiente, al parecer mediante DVDs grabados.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Jardín de las delicias


La matanza de Puerto Hurraco

La masacre de Puerto Hurraco fue un asesinato masivo que ocurrió al atardecer del 26 de agosto de 1990 en el pueblo del mismo nombre, ubicado en la provincia de Badajoz, Extremadura, España. Murieron 9 personas y hubo 12 heridos.

Los hermanos Antonio y Emilio Izquierdo, de 53 y 58 años respectivamente, dispararon varios cartuchos después de salir de un callejón hacia una plaza, sobre unos vecinos del pueblo apellidados Cabanillas. Se trataba de un acto de venganza porque los consideraban culpables del incendio de una casa de su propiedad, en el que murió la madre de los hermanos Izquierdo. Posteriormente el tiroteo derivaría contra quienes se cruzaran por la calle. La munición empleada era de postas, cartuchos que contienen nueve gruesos perdigones de plomo o hierro.
Los Izquierdo incluso llegaron a disparar contra una unidad de la Guardia Civil, que acudió de la casa cuartel de Monterrubio de la Serena alertada por los vecinos. Los dos agentes de la Benemérita resultaron gravemente heridos en el interior de su vehículo, antes de poder dar el alto o tratar de defenderse con sus armas reglamentarias.

Tras la matanza, los hermanos Izquierdo huyeron a la sierra. Las unidades de la Guardia Civil que los buscaban los encontraron durmiendo 9 horas después del inicio de la tragedia y fueron detenidos sin resistencia. Fueron conducidos al juzgado de Castuera, lejos de Puerto Hurraco y de más que posibles ajustes de cuentas.

Habían dejado 9 muertos y en torno a una quincena de heridos de diversa gravedad. Algunos acabaron tetrapléjicos en silla de ruedas el resto de su vida. Los hermanos Izquierdo creían haber matado a unas 20 personas.

En el juicio fueron condenados a 684 años de cárcel. "Su inteligencia", resaltó el juez magistrado, "está dentro de lo normal, hecho que queda corroborado porque eran capaces de manejar un rebaño de unas mil ovejas, tenían fincas arrendadas y tienen, con la crisis que atraviesa el campo, una cartilla de 10 millones de pesetas". Al principio se involucró a las hermanas Ángela y Luciana como posibles inductoras del crimen, pero dos años después las hermanas Izquierdo fueron exculpadas, al no encontrar el juez pruebas que demostrasen su implicación directa en aquellos dramáticos, y fueron ingresadas en el hospital psiquiátrico de Mérida.

El 1 de febrero del 2005 murió en esta institución mental Luciana Izquierdo, considerada la verdadera inductora de los crímenes de Puerto Hurraco. Ángela falleció solamente 10 meses después que su hermana Luciana.

El día 13 de diciembre de 2006 uno de los hermanos Izquierdo, Emilio, murió en la cárcel a los 72 años de edad. Emilio, que padecía problemas de corazón, falleció por causas naturales y fue hallado sin vida en su celda por un funcionario. En el entierro, cuando acudió su hermano Antonio, este dijo delante de su tumba: "Hermano, te vas con la satisfacción de que tu madre ha sido vengada".

viernes, 13 de noviembre de 2009

Discurso de Kennedy en Berlín


Dos mil años hace que se hiciera alarde de que se era “Civis Romanus sum”. Hoy en el mundo de la libertad se hace alarde de que “Ich bin ein Berliner”.


Hay mucha gente en el mundo que realmente no comprende o dice que no lo comprende cuál es la gran diferencia entre el mundo libre y el mundo comunista. Decidles que vengan a Berlín.
Hay algunos que dicen que el comunismo es el movimiento del futuro. Decidles que vengan a Berlín.


Hay algunos que dicen en Europa y en otras partes “nosotros podemos trabajar con los comunistas”. Decidles que vengan a Berlín.


Y hay algunos pocos que dicen que es verdad que el comunismo es un sistema diabólico pero que permite un progreso económico. Decidles que vengan a Berlín.


La libertad tiene muchas dificultades y la democracia no es perfecta. Pero nosotros no tenernos que poner un muro para mantener a nuestro pueblo, para prevenir que ellos nos dejen. Quiero decir en nombre de mis ciudadanos que viven a muchas millas de distancia en el otro lado del Atlántico, que a pesar de esta distancia de vosotros, ellos están orgullosos de lo que han hecho por vosotros, desde una distancia en la historia en los últimos 18 años.


No conozco una ciudad, ningún pueblo que haya sido asediado por dieciocho años y que vive con la vitalidad y la fuerza y la esperanza y la determinación de la ciudad de Berlín Occidental.


Mientras el muro es la más obvia y viva demostración del fracaso del sistema comunista, todo el mundo puede ver que no tenemos ninguna satisfacción en ello, para nosotros, como ha dicho el Alcalde, es una ofensa no solo contra la historia, sino también una ofensa contra la humanidad, separando familias, dividiendo maridos y esposas y hermanos y hermanas y dividiendo a la gente que quiere vivir unida.


¿Cuál es la verdad de esta ciudad de Alemania? La paz real en Europa nunca puede estar asegurada mientras a un alemán de cada cuatro se le niega el elemental derecho de ser un hombre libre, y que pueda elegir un camino libre.


En dieciocho años de paz y buena confianza esta generación de alemanes ha percibido el derecho a ser libre, incluyendo el derecho a la unión de sus familias, a la unión de su nación en paz y buena voluntad con todos los pueblos.


Vosotros vivís en una defendida isla de libertad, pero vuestra vida es parte de lo más importante. Permitirme preguntaros a vosotros como yo concluyo, elevando vuestros ojos por encima de los peligros de hoy y las esperanzas de mañana, más allá de la libertad meramente de esta ciudad de Berlín y todos los pueblos de Alemania avanzan hacia la libertad, más allá del muro al día de la paz con justicia, más allá de vosotros o nosotros de toda la humanidad.
La libertad es indivisible y cuando un hombre es esclavizado ¿quién está libre? Cuando todos son libres, ellos pueden mirar a ese día, cuando esta ciudad está reunida y este país y este gran continente de Europa esté en paz y esperanza.


Cuando ese día finalmente llegue y la gente del Berlín Occidental pueda tener una moderada satisfacción en el hecho de que ellos están en la línea del frente casi dos décadas.
Todos los hombres libres, dondequiera que ellos vivan, son ciudadanos de Berlín. Y por lo tanto, como hombres libres, yo con orgullo digo estas palabras “Ich bin ein Berliner”.

Nombre de los meses y días después de la Revolución Francesa

En 1792, la Revolución Francesa estaba gravemente amenazada. Tras meses de inestabilidad, amenazada por revueltas en el país y por ejércitos extranjeros que atacaban a Francia desde todas las fronteras, los Jacobinos dieron un golpe y se hicieron con el control de la Asamblea Legislativa. El 20 de septiembre de 1792 la primera asamblea elegida por sufragio universal masculino, la Convención Nacional, celebró su primera sesión. Se abolió la monarquía y se aprobó una Constitución profundamente liberal, aunque nunca entró en vigor debido al constante estado de excepción del gobierno jacobino. Además, los Jacobinos se decidieron a eliminar todo aquello que se considerara "viejo", "irracional" y "no revolucionario".
Es comprensible así que bajo esas circunstancias, el calendario, algo creado por un Papa, con cada día dedicado a uno o varios santos, y que seguía normas irracionales, con meses irregulares, semanas de siete días que no encajaban en los meses... fue pronto considerado algo que se tenía que reformar. El Comité de Instrucción Pública creó un subcomité formado por matemáticos, astrónomos y poetas encargado de crear un nuevo calendario. La estructura y normas del calendario fueron definidas por el político Charles Gilbert Romme, mientras que el poeta Fabre d'Églantine inventó los nombres de los meses.
El calendario estaba formado por 12 meses de 30 días cada uno, con 5 días extra (o 6 en un año bisiesto) añadidos al final para mantener la correspondencia con el año solar. En lugar de semanas de siete días, los meses se dividieron en tres "semanas" de diez días llamadas décades. Este sistema decimal creó así un calendario mucho más regular y organizado.
El calendario se adoptó el 24 de octubre de 1793, pero su comienzo se fijó en el 22 de septiembre de 1792, que es tanto el día que se proclamó la República Francesa como el equinoccio de otoño de ese año en París. Los años se empezaron a contar desde 1792 y se escribían en números romanos.

Los doce meses se agruparon por estaciones (así que tenemos cuatro grupos de tres meses) y todos los meses de un grupo riman, posible una idea de d'Églantine para hacerlos más fáciles de recordar.
Los meses eran:

Otoño:
Vendémiaire (o Vendimiario, del latín vindemia, "vendimia")
Brumaire (o Brumario, del francés brume, "bruma")
Frimaire (o Frimario, del francés frimas, "escarcha")
Invierno:

Nivôse (o Nivoso, del latín nivosus, "nevado")
Pluviôse (o Pluvioso, del latín pluviosus, "lluvioso")
Ventôse (o Ventoso, del latín ventosus)
Primavera:

Germinal (del latín germen, "semilla")
Floréal (del latín flos, "flor")
Prairial (o Pradial, del francés prairie, "pradera")
Verano:

Messidor (o Mesidor, del latín messis, "cosecha")
Thermidor (o Termidor, del griego thermos, "caliente")
Fructidor (del latín fructus, "fruto")

Los cinco últimos días del año, primero denominados jours complémentaires (días complementarios), después sans-culottides (en honor de los sans-culottes), y después otra vezjours complémentaires , eran fiestas nacionales:

La Fête de la Vertu, "Día de la Virtud"
La Fête du Génie, "Día del Talento"
La Fête du Travail, "Día del Trabajo"
La Fête de l'Opinion, "Día de la Opinión"
La Fête des Récompenses, "Día de las Recompensas"
Y en años bisiestos, el sexto día, La Fête de la Révolution, "Día de la Revolución"

Comos hemos dicho, cada mes tenía tres décades. A los días de cada décade se les dio nombres bastante obvios:

primidi (primer día)
duodi (segundo día)
tridi (tercer día)
quartidi (cuarto día)
quintidi (quinto día)
sextidi (sexto día)
septidi (séptimo día)
octidi (octavo día)
nonidi (noveno día)
décadi (décimo día)

En lugar de santos, cada día del año tenía asignado o bien una herramienta (los días terminados en 0), o un animal (los días terminados en 5), o una planta o un mineral (el resto).

Luis XVIII


Luis XVII de Francia (Palacio de Versalles, 27 de marzo de 1785 - Prisión del Temple, París, 8 de junio de 1795) también conocido como Luis Carlos, Duque de Normandía (1785-1789), Luis Carlos, Delfín del Viennois (1789-1791), y Luis Carlos, Príncipe Real de Francia (1791-1793). Pretendido aunque no efectivo rey de Francia entre 1793 y 1795.Segundo hijo varón de Luis XVI y María Antonieta, nació en Versalles en 1785. Al morir su hermano Luis José Javier Francisco en 1789, se convirtió en Delfín de Francia y heredero de la Corona. En 1792 fue encarcelado con sus padres, su hermana María Teresa de Francia y su tía la princesa Isabel en la prisión del Temple en París.Al ser guillotinado su padre el 21 de enero de 1793, los monárquicos lo proclamaron rey de Francia con el nombre de Luis XVII, pero los revolucionarios lo mantuvieron en prisión en condiciones infrahumanas, y murió en la prisión del Temple el 10 de agosto de 1795. Las misteriosas circunstancias de su fallecimiento hicieron que a lo largo del siglo XIX apareciera una considerable serie de falsos Delfines, de los cuales el más célebre fue Karl Wilhelm Naundorff.Sin embargo, a principios del siglo XXI, un análisis de ADN confirmó que el corazón disecado de un niño muerto en 1795 pertenecía en verdad a Luis XVII, confirmando que murió en el Temple.En 1814, tras la restauración de la monarquía en Francia, su tío, el conde de Provenza, tomará el nombre de Luis XVIII como homenaje a la memoria de su sobrino, el niño rey que jamás llegó a reinar.

Sala del juego de pelotas




Juego de la Pelota


Autor:Jacques Louis David


Fecha:1791


Museo:Museo Nacional de Chateau -Versalles-


Material:Oleo sobre lienzo


Estilo:Neoclasicismo Francés





El hecho histórico que David conmemora en este boceto previo para un cuadro que nunca se realizó es el juramento de mantenerse unidos que realizaron los representantes del "Tercer Estado" y el clero, celebrado de manera casi espontanea en una reunión multitudinaria celebrada en el Jeu du Pomme. Este juramento tuvo lugar el 20 de junio de 1789. El 9 de julio estos mismos representantes, rendido el rey, disolvieron los Estados Generales y se transformaron en Asamblea Constituyente, hecho que se considera el arranque legal de la Revolución Francesa.




Al año siguiente de la proclamación de independencia y legalidad, los parlamentarios encargaron a David que pintara el cuadro conmemorativo del juramento, por los méritos patriáticos de David en recuerdo de cuadros suyos como Belisario o el Juramento de los Horacios. David se enfrentaba ante un problema nuevo, como era el de una composición en la que se debía incluir entre mil y mil cien retratos de los asistentes. Además, era importante por un lado la fidelidad histórica al acontecimiento y por otro la exaltación ideal del mismo. David plantea una caja espacial sin la pared delantera, que se abre para que el espectador pueda contemplar lo que ocurre, casi como el proscenio de un teatro. El enorme espacio preparado para jugar a un juego parecido al frontón actual está desnudo en los altísimos muros. Un hormiguero de gente se agolpa en el suelo. Efectivamente, la mayoría de los personajes son retratos.




Podemos localizar, por ejemplo, a Robespierre, en primer plano a la derecha, en pie y con las manos expresivamente sobre el pecho. El personaje que está en alto con una mano extendida y un papel en la otra es Bailly, el presidente de la Asamblea. Trata de conseguir silencio para leer en voz alta la declaración de independencia y lealtad. Hacia él convergen todos los brazos, todos los rostros, todas las miradas, como el símbolo de la república. Ante él, tres miembros del alto clero francés se entrelazan en un abrazo, dando el toque sagrado a un acontecimiento que se desarrolló completamente en el laicismo de la Ilustración. Las galerías superiores son el único foco de atención del resto de la estancia. Por sus ventanales se asoma el pueblo de París, que desea contemplar a sus representantes por primera vez. El viento de la revolución penetra en la sala y hace revolotear con furia las cortinas y volverse los paraguas del revés.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Antonio Gaudi : personaje artistico que destacó en la arquitectura y lo atropelló un tanvía



Arquitecto español, innovador y vanguardista. Fue el mayor representante del modernismo catalán. Reconocido mundialmente por sus originales obras, de las cuales la mayoría las desarrolló en Barcelona. Realizó numerosos encargos para la familia Güell; además se destacó por su interés en la planificación urbana y por varias obras en el ámbito religioso. Mencionar una sola obra como la más importante, sería no saber apreciar la belleza y la calidad con la que trabajó toda su vida.




Nació en 1852 en la comarca del Baix Camp de Tarragona, Tierra Baja (según unos biógrafos en Reus y según otros en Riudoms). Su padre era un industrial calderero e influyó en Gaudí en su habilidad manual, en los elementos decorativos y en la concepción espacial. Las afecciones reumáticas que sufrió en la niñez lo alejaron de la escuela y lo acercaron al campo, lo que estimuló su observación y análisis de la naturaleza.



En 1860 realizó sus primeros estudios en Reus con el maestro Berenguer (padre de Francesc Berenguer, futuro arquitecto ayudante de Gaudí). En 1863 estudió en el Bachillerato de las Escuelas Pias de Reus. En 1867 publicó la revista manuscrita “El Arlequín” junto a Eduard Toda y Josep Ribera, Gaudí realizó los dibujos; con ellos posteriormente realizó la restauración del Monasterio de Poblet. Al año siguiente estudió en el Instituto de Enseñanza Media y en la Facultad de Ciencias en Barcelona. Entre 1873 y 1878 estudió arquitectura en la Escuela Provincial de Barcelona. Para pagarse los estudios colaboró y trabajó en diferentes proyectos de otros arquitectos, entre los que se destaca Joan Martorell, quien más tarde lo recomendará para la Sagrada Familia. Sus diseños no se limitaron a obras arquitectónicas sino también de vitrinas, muebles y proyectos urbanos.



En 1876 mueren la madre de Gaudí y su hermano Francesc lo que lo marca y modifica ideológicamente. En 1878 se gradúa, Elies Rogent (quien firmó el título de Gaudí) dijo: “He aprobado a un loco o a un genio”. Ese año, gracias a lo llamativo de una de sus vitrinas, conoce al Conde de Güell, para quien construirá varios proyectos de importancia.



Escribió Los Manuscritos de Reus (un diario sobre arquitectura, 1878). Su primer encargo importante fue la Casa Vicens, para esta época empieza a ser reconocido. El Conde de Güell le encarga la realización de las Bodegas, los Pabellones, el Palacio, el Parque y la Cripta de la Colonia. Y además lo vincula con el marqués de Comillas (familia política del conde Güell) para quien realizó El Capricho.



En 1879 al morir su hermana se hace cargo de su sobrina. Forma parte de la directiva de la Asociación Catalanista de Excursiones Científicas. Al año siguiente el Comité organizador de la Exposición de las Artes Industriales lo nombra miembro. En 1882 se inician las obras de la Sagrada Familia bajo la dirección de Francesc de Paula Villar i Lozano, a quien posteriormente lo sucederá Gaudí, modificando totalmente el proyecto inicial.



A inicios de la década de 1890, le encargaron el Palacio Episcopal de Astorga y la Casa Botines en León, ambos fuera de Cataluña. En 1893 muere el obispo de Astorga, Joan Baptista Grau i Vallespinós, Gaudí renuncia a continuar el Palacio Episcopal debido a su enfrentamiento la Junta Diocesana. A pesar de tuvo un proyecto para las Misiones Católicas Franciscanas que no llegó a realizarse, las torres que ingenió, le sirvieron como modelo para la Sagrada Familia.En 1900 la Casa Calvet es galardonada con el premio del Ayuntamiento al mejor edificio del año. Ingresa en el Círculo Artístico de Santo Lluc, para dedicarse junto a otros especialistas a promover las artes desde el catolicismo. A partir esta década desarrollará dos de sus más grandes obras: la Casa Batló y la Casa Milá (también llamada La Pedrera).



En 1910 se enferma y permanece en reposo en una estancia de Vic y una temporada en Puigcerdá al año siguiente. Sin embargo expone maquetas de yeso de sus obras en el Grand Palais de París, con un gran éxito. Dos años más tarde muere su sobrina. Desde 1914 empieza a rechazar otros proyectos y se dedica cien por ciento a la Sagrada Familia, a partir de 1925 decide vivir ahí y se instala en el taller.



En 1926 es atropellado por un tranvía frente a la Sagrada Familia, muere en 1926 en el Hospital de la Santa Cruz. Es enterrado en la cripta de la Sagrada Familia, obra que no llegó a finalizar. Gaudí no fue muy reconocido por los organismos oficiales, el Ayuntamiento de Barcelona solamente una vez lo premió y los únicos encargos que le hicieron fue el diseño de las farolas de las plazas Real y de Palau.


Algunas de sus obras: